ONU: un 49.9% de los hondureños están en inseguridad alimentaria
La región tiene el costo más alto en comparación con el resto del mundo, llegando a USD 3,89 por persona por día, mientras que el promedio mundial es de USD 3,54.
Santiago de Chile. El nuevo informe de Naciones Unidas Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022 asegura que el 22,5% de las personas en América Latina y el Caribe no cuenta con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable. En el Caribe, un 52% de la población ha sido afectada por esta situación; en Mesoamérica este número alcanza el 27,8% y en América del Sur el 18,4%.
La publicación informa que 131,3 millones de personas en la región no pudieron costear una dieta saludable en 2020. Esto representa un aumento de 8 millones con respecto al 2019, y se debe al mayor costo diario promedio de este tipo de dieta en América Latina y el Caribe comparado con el resto de las regiones del mundo, llegando en el Caribe a un valor de USD 4,23, seguido de América del Sur y Mesoamérica con USD 3,61 y USD 3,47, respectivamente.
La falta de acceso económico o asequibilidad de una dieta saludable observada en toda la región también está asociada a diferentes indicadores socioeconómicos y nutricionales. El informe presenta una clara relación con variables como el nivel de ingresos de un país, la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad.
El reporte reveló también que el aumento de precios internacionales de alimentos experimentado desde 2020, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania, y el alza en la inflación alimentaria que se encuentra por sobre la general, han incrementado las dificultades para que las personas puedan acceder a una dieta saludable.
El informe además incluye recomendaciones y un análisis de políticas para mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos, principalmente, a fin de apoyar a las personas más vulnerables y a los hogares de bajos ingresos que gastan una mayor proporción de su presupuesto en alimentos.
“Ninguna política por sí sola puede proporcionar la solución a esta problemática. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición”, señaló Mario Lubetkin, subdirector y representante regional de FAO para América Latina y el Caribe en la rueda de prensa ofrecida desde Santiago de Chile.
“Para contribuir a la asequibilidad de dietas saludables, se requiere crear incentivos para la diversificación de la producción de alimentos nutritivos dirigidos principalmente a la agricultura familiar y productores y productoras de pequeña escala, medidas para la transparencia de los precios de estos alimentos en los mercados y el comercio, transferencias en efectivo y otras acciones como la mejora de los menús escolares”, concluyó Lubtekin.
Número de personas con hambre en la región sigue en aumento
Entre el 2019 y el 2021, la cifra de hambre en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando un total 56,5 millones de personas con hambre en 2021, situación que también fue afectada por el impacto de la pandemia causada por la COVID-19. Un incremento liderado por América del Sur, donde 11 millones de personas adicionales padecieron hambre. Entre 2019 y 2021, el hambre alcanzó una prevalencia del 7,9 % en América del Sur, 8,4% en Mesoamérica y 16,4% en el Caribe.
Con respecto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, en 2021 el 40,6% de la población regional experimentó esta situación, en comparación a un 29,3% de la población a nivel mundial. La inseguridad alimentaria severa también es más frecuente en la región (14,2%) que en el mundo (11,7%).
“La inseguridad alimentaria seguirá aumentando por la crisis de los precios de los alimentos y de los combustibles causada por el conflicto en Ucrania y las secuelas de la COVID-19”, dijo Lola Castro, directora regional del PMA. “Debemos actuar ya, pero ¿cómo podemos hacerlo? Apoyando a los gobiernos a expandir las redes de protección social porque la pandemia volvió a demostrar que la protección social es útil para mejorar la asequibilidad a una dieta saludable evitando que crisis como esta golpeen aún más a las poblaciones afectadas”.
Inseguridad alimentaria en niñez y mujeres
La pobreza, la desigualdad y la exclusión social dejan a las personas, principalmente a los grupos vulnerables, incluidas las mujeres, en mayor riesgo de inseguridad alimentaria, dietas poco saludables y mal nutrición en todas sus formas.
“Hablamos de la región del mundo con la dieta saludable más costosa, lo que afecta particularmente a las poblaciones vulnerables —pequeños agricultores, mujeres rurales y poblaciones indígenas y afro-descendientes—, las cuales destinan un mayor porcentaje de ingresos a la compra de alimentos”, dijo Rossana Polastri, Directora regional del FIDA. “Para revertir esta situación, debemos promover soluciones innovadoras que diversifiquen la producción y aumenten la oferta de alimentos saludables y que mejoren el acceso de los pequeños productores a los mercados y los alimentos de calidad”.
En el informe, se describe también cómo han funcionado algunos programas de protección social sensibles a la nutrición y que resultan imprescindibles para apoyar las dietas de la población más vulnerable particularmente en situaciones de crisis.
Otras políticas alimentarias, como el etiquetado nutricional, el subsidio de alimentos nutritivos y la aplicación de impuestos sobre alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional que no contribuyen a dietas saludables, si están bien diseñadas, podrían desempeñar un papel en la asequibilidad de las dietas saludables y prevenir otras enfermedades relacionadas con el sobrepeso y obesidad.
“Debemos redoblar los esfuerzos para abordar la malnutrición en todas sus formas promoviendo políticas públicas para crear entornos alimenticios saludables, eliminar las grasas trans de producción industrial, implementar el etiquetado frontal de advertencia, regular la publicidad de alimentos no saludables, establecer impuestos a las bebidas azucaradas, y apoyar las políticas de alimentación saludable y actividad física en las escuelas”, consideró la directora de la OPS, Carissa F. Etienne. “Comprender los factores que determinan las malas prácticas alimentarias es clave para encontrar soluciones y asegurar que todas y todos en la región puedan acceder a una alimentación saludable”, destacó.
Los países con mayores niveles de pobreza y desigualdad tienden a presentar mayores dificultades para acceder a una dieta saludable. Esto se asocia directamente con una mayor prevalencia de hambre, desnutrición crónica en niños y niñas y anemia en mujeres de 15 a 49 años.
“Para que los niños y las niñas puedan crecer sanos, no sólo es urgente asegurar la disponibilidad de alimentos nutritivos a precios asequibles. También es necesario desarrollar políticas públicas que garanticen una nutrición adecuada, además de consejería nutricional, focalizando acciones en las poblaciones más vulnerables”, señaló Garry Conelli, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
En Honduras
Según el Panorama Regional de la SAN, el costo de una dieta saludable es de USD 3.486, pero actualmente el 51.3% de la población no tiene acceso a ella. Un 49.9% de hondureños se encuentra en inseguridad alimentaria y nutricional moderada y un 17.9% en severa, esto es que no disponen en forma oportuna y permanente de acceso a los alimentos que necesitan en cantidad, calidad y biológicamente aceptables para su adecuado consumo y utilización. El país se encuentra por encima del promedio regional de subalimentación al situarse en 15.3% versus 7.8% registrado en Latinoamérica y el Caribe. En el país, aproximadamente 1 de cada 5 niños presenta desnutrición crónica y el 61.4% de las mujeres en edad fértil sufre de sobre peso y obesidad.
“Si bien en el país, como en otros países de la región, hay factores históricos y estructurales vinculantes tales como la pobreza y la desigualdad, el peso de las múltiples crisis globales ha puesto en peligro el alcance de los objetivos de desarrollo sostenible, particularmente del Hambre Cero (ODS2). Esta es una razón imperativa para mantener una estrecha colaboración con el Gobierno de Honduras, ratificar y mantener el continuo apoyo en sus acciones de lucha contra el hambre, sin dejar a nadie atrás” destaca Fatima Espinal, Representante de FAO en Honduras.