Maiz: clave en el campo
- Culturalmente en la mesa de las familias hondureñas diariamente están presentes productos derivados del maíz, principalmente la tortilla.
La producción de maíz blanco ha ido en aumento en los últimos años.
El maíz es una planta perteneciente a la familia de las gramíneas y una de las especies cultivadas más productivas. Es, además, el primer cereal en experimentar rápidas e importantes transformaciones tecnológicas en su cultivo.
En la actualidad, el maíz es el cereal de mayor producción a nivel mundial. Durante la campaña 2023/2024 se produjeron aproximadamente 1,240 millones de toneladas métricas, según datos de Statista.com, un sitio que recopila y pone a disposición de los usuarios información estadística de diversas fuentes.
Sin maíz no hay seguridad alimentaria
Culturalmente, el maíz es un alimento básico en la dieta de las familias hondureñas, por tanto, es en un pilar de la seguridad alimentaria. De acuerdo con los datos de la Dirección de Ciencia y Tecnología (DICTA), el maíz contribuye en un 26% de las calorías consumidas en las principales ciudades y con un 48% de las calorías en el sector rural.
La producción de maíz en el país se concentra en un 80% en familias productoras a pequeña escala, que cultivan el grano en parcelas de menos de 5 hectáreas. En muchos casos, el maíz producido se destina al autoconsumo, lo que asegura a las familias rurales el acceso a un alimento básico, pero también representa el principal ingreso económico para las productoras.
Desafíos y cifras
Un análisis de coyuntura elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) indica que: “El Valor Agregado Bruto del cultivo de maíz decreció un 1.5%, al pasar de L. 1,341 millones en 2015 a L. 1,261 millones en 2019; dando como resultado una contribución negativa de 0.08 puntos porcentuales al crecimiento del sector agropecuario y una participación promedio de 4.8% del PIBA. En 2019 la caída registrada obedece principalmente a pérdidas en la cosecha a consecuencia de la sequía”.
El mismo informe detalla que, entre 2015 y 2018, la superficie cosechada de maíz creció a una tasa del 3.6 %, pasando de 498,670 manzanas (Mz) en 2015 a 554,563 Mz en 2018. Durante ese mismo período, se registró un aumento en la producción a un ritmo medio anual del 4.0 %, al pasar de 13,799,342 quintales en 2015 a 15,536,861 quintales en 2018.
Según los datos estadísticos de la DICTA, los departamentos con mayor producción reportada son Olancho con 205 mil toneladas (34.9%); El Paraíso con 100 mil toneladas (17.1%), Yoro 100 mil toneladas (17.1%) y Santa Bárbara con 86 mil toneladas (14.7%). Los números en paréntesis corresponden al porcentaje con que cada uno de los departamentos citados contribuyen a la producción nacional; en suma todos ellos aportan en un 83.4% a la producción nacional. (2009-2010).
Innovación y tecnologías
En el crecimiento en la producción de maíz, se destaca el uso de la tecnología especialmente en productores de lógica comercial, que usan variedades resistentes a sequías y plagas, alcanzando rendimientos hasta de 120 quítales por manzana, generando ingresos para los agricultores nacionales.
Además, empresas del sector privado agrícola, ha puesto a disposición de instituciones de Gobierno y productores especialistas para dar la asesoría técnica en el campo y así elevar los rendimientos en la producción de maíz de Honduras.
Buenas expectativas
Sin embargo, en el periodo 2023, las autoridades de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), a través de Arturo Galo, director de DICTA, informó que se alcanzó una cosecha récord de 16 millones de quintales de maíz. Galo destacó que la producción creció en un millón de quintales, luego de que “durante toda la década pasada” la producción de este grano había disminuido.
En las últimas décadas, los productores de maíz han enfrentado una serie de desafíos debido a fenómenos naturales, como sequías prolongadas e inundaciones, que ponen en riesgo la sostenibilidad del cultivo. Sin embargo, la adopción de tecnologías agrícolas resilientes, como el uso de semillas mejoradas y prácticas de conservación de suelos, brinda una oportunidad para las familias productoras, además se debe considerar que la demanda interna de maíz sigue siendo alta, y existe un mercado creciente para productos derivados del maíz.