La agricultura y cambio climático
El sector agropecuario es parte de la solución en el combate al cambio climático y su contribución resulta clave para el cumplimiento del Acuerdo de París. Así lo afirmó el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, al participar en el lanzamiento de las Semanas del Clima Regionales, impulsadas por Naciones Unidas.
La actividad –en la que participan representantes de gobiernos nacionales y subnacionales, del sector privado, instituciones financieras y la sociedad civil- busca acelerar la implementación del tratado adoptado en 2015, tendiente a mantener el aumento de la temperatura mundial bien por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.
Otero destacó la resiliencia que evidenció la agricultura en el curso de la pandemia y señaló que el sector está experimentando profundas transformaciones en la promoción del desarrollo sostenible.
“Como cualquier otra actividad de la economía –dijo-, el agro tiene responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero. Pero es un sector estratégico para el futuro, porque en él se conjugan aspectos de mitigación y adaptación al cambio climático, sin olvidar los temas de competitividad, inclusión, resiliencia y sostenibilidad. Desde el IICA apostamos a una agricultura en la que los agricultores reciban atención prioritaria con políticas públicas de largo plazo y fuertes alianzas público-privadas, sean empoderados y los territorios rurales sean ámbitos de salud y progreso”, indicó.
El Director General del IICA informó que América Latina y el Caribe es la mayor exportadora neta de alimentos, con una participación de casi el 14% del mercado mundial, por lo que la actividad agrícola tiene un profundo impacto socioeconómico en los territorios rurales. Sin embargo, el pago que reciben los productores, especialmente los agricultores familiares, tiene muy baja participación relativa en el precio final que pagan los consumidores y eso muchas veces conspira contra las buenas prácticas agrícolas.
“La crisis de rentabilidad hace que los agricultores no puedan pensar en la conservación de los recursos productivos, en la salud de los suelos y eso termina generando problemas sociales y, en muchos casos, migración hacia los centros urbanos”, dijo Otero, quien puso el ejemplo del cultivo de café: “Un estudio realizado por el IICA junto a otras instituciones reveló que el mozo de un bar en los Estados Unidos recibe, sólo en propinas, 22 veces más que el productor de café en Centroamérica”.
La Mesa Redonda Virtual sobre América Latina y el Caribe es organizada por el Gobierno de la República Dominicana y en su panel de apertura contó con la palabra de Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático; Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la Conferencia de las Partes (COP) 25 sobre Cambio Climático, realizada en 2019; Alok Sharma, presidente designado de la COP 26, a llevarse a cabo este año; Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); y Haoliang Xu, director de la Oficina de Apoyo a Políticas y Programas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Espinosa destacó que 2021 es un año crucial para el futuro de la humanidad. “Representa una oportunidad sin precedentes –afirmó- para progresar en la acción climática y en la construcción de una salida de la pandemia de Covid-19 con economías resilientes y sostenibles. Pocas generaciones han tenido esta oportunidad. Debemos pasar de la adopción del Acuerdo de París a su implementación, que es la única forma de construir un futuro verde y limpio”.
Espinosa también advirtió que en los ocho meses que restan hasta la realización de la COP 26 los países deben reducir significativamente sus emisiones de gases contaminantes y trazar una hoja de ruta clara para lograr en el futuro la carbono neutralidad. Agregó que las naciones industrializadas tienen que cumplir su promesa de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para políticas de combate al cambio climático.
Por su lado, la ministra chilena Carolina Schmidt consideró que el cambio climático es el desafío más severo que enfrenta la humanidad en este siglo.
En ese sentido, señaló que “tan importante como descarbonizar nuestras economías es adaptarnos y construir resiliencia, reducir la vulnerabilidad frente a los eventos climáticos extremos que ya están golpeando comunidades y destruyendo medios de vida alrededor del mundo”.
Schmidt dijo que los compromisos climáticos asumidos por cada país no deben ser vistos como una distracción innecesaria frente a la gravedad de la crisis sanitaria: “Al contrario, pueden ser parte de la solución, ya que sirven para diseñar caminos de recuperación post-pandemia alineados con la necesidad de reducir emisiones. La evidencia científica nos muestra que el tiempo de actuar se acaba y sólo con un esfuerzo conjunto vamos a estar a la altura del desafío”.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, quien participó en uno de los paneles, consideró que la adaptación debe ser la prioridad para la región, que sólo aporta el 8,3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero es una de las más afectadas por el cambio climático.
“Tenemos que tratar este tema con justicia climática. Los grandes emisores, como China, India y los Estados Unidos tienen que hacer un esfuerzo más grande. Y lo que más necesita nuestra región es financiamiento para adaptación, que es nuestra prioridad”, dijo Bárcena.
Max Puig, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático de República Dominicana, también se refirió a la cuestión de la justicia climática. Señaló, en ese sentido, que la región enfrenta fenómenos climáticos cada vez más extremos, que son “una amenaza para la seguridad de nuestros pueblos” y pidió “unificar posiciones en torno al establecimiento de mecanismos sólidos y eficientes para la compensación por las pérdidas ocasionadas por fenómenos atmosféricos relacionados con el cambio climático”.
Las Mesas Redondas Virtuales por Región son parte de las Semanas del Clima que se realizarán prácticamente durante todo el año y crean una plataforma de discusión sobre las oportunidades para la acción climática y el camino de reconstrucción luego de la pandemia, con vistas a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP26, programada para noviembre.
Edición/Fernanda Landa