Construir sólidas alianzas entre los sectores público y privado y organismos internacionales es clave para transformar los sistemas agroalimentarios, apuntando a aumentar su resiliencia y mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales, dijo el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, en un encuentro organizado por el Business Council for International Understanding (BCIU).
Otero habló en una mesa redonda destinada a intercambiar información, compartir ideas y generar espacios de colaboración con funcionarios del sector agrícola de distintos países y organismos y representantes de compañías internacionales vinculadas a la producción de alimentos.
El encuentro fue organizado por el BCIU (Consejo de Negocios para el Entendimiento Internacional) para discutir el futuro de la agricultura luego de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU, celebrada el 23 de septiembre en Nueva York.
El BCIU es una organización internacional que promueve la colaboración y el diálogo entre líderes políticos de diferentes naciones, empresas, organismos internacionales y expertos en temáticas de relevancia, como camino para abordar los desafíos globales más complejos.
Entre sus más de 150 miembros figuran algunas de las multinacionales más importantes del mundo de los negocios y también muchas de las pequeñas y medianas empresas más dinámicas.
La corporación internacional alimentaria Cargill; las compañías de informática Microsoft y Sentrifuge, vinculadas a la digitalización de la agricultura; la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID); las embajadas de Alemania, México, Chile y Argentina en Estados Unidos; la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos; la empresa alimentaria Pepsico; la compañía financiera Capital Navigation Strategies; la empresa especializada en soluciones para el acceso al agua Aquashares y la israelí del sector agrícola Fait Holdings estuvieron representadas en la conversación.
Entre quienes intercambiaron puntos de vista y consultaron a Otero acerca del futuro de los sistemas agroalimentarios desde la perspectiva de las Américas –y el papel que van a jugar cuestiones como el cambio climático, la preservación de los recursos naturales y la revolución digital- estuvieron Luciano Braverman, de Microsoft; Conner Davidson, de Sentrifuge; David Johanson, de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos; Anne Murphy, de Cargill; James Workman, de Aquashares y Erez Fait, de Fait Holdings.
“El debate sobre el futuro de los sistemas alimentarios nos interesa a todos, porque involucra e influye sobre el futuro de todas las actividades humanas. Por eso es tan valiosa esta conversación”, indicó Patrick Santillo, Vicepresidente Senior del BCIU y presentador de la mesa redonda.
“Cuando me preguntan sobre la naturaleza del IICA, digo que somos una institución puente. Conectamos países, instituciones y agricultores para la transformación de los sistemas agroalimentarios. Estamos comprometidos con la agricultura y el desarrollo rural del continente y, especialmente, con mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales”, explicó Otero.
El Director General del IICA hizo hincapié en que los números globales de exportaciones demuestran que las Américas es el continente más importante del mundo en comercio agrícola, por lo que el Hemisferio es guardián de la seguridad alimentaria y nutricional del mundo y, también, de la sostenibilidad ambiental, debido a la riqueza de sus ecosistemas.
En ese sentido, Otero recordó que, en el camino hacia la Cumbre, el IICA enfatizó la necesidad de establecer la importancia de un comercio internacional abierto, transparente y previsible para favorecer una transformación positiva de los sistemas agroalimentarios.
“Hace 18 meses, cuando fue convocada la Cumbre –recordó-, casi nadie hablaba de la necesidad de mantener y aumentar el comercio internacional, como lo hicimos nosotros. El IICA está totalmente comprometido con la defensa del comercio como una herramienta clave para la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades rurales”.
En la misión de aumentar la productividad cuidando los recursos naturales, Otero señaló la importancia de la puesta en marcha de políticas públicas que completen la inserción en el sector productivo de los 16,5 millones de agricultores familiares de la región.
“Necesitamos –afirmó- una agricultura más responsable socialmente. Los agricultores tienen que estar en el centro la escena y de todas las decisiones. Muy especialmente debemos impulsar el protagonismo de mujeres y jóvenes para que la agricultura y el sector rural tengan un futuro”.
Uno de los temas que Otero mencionó como decisivos fue la necesidad de impulsar el desarrollo de la bioeconomía.
“Si queremos promover una agricultura alineada con la preservación del ambiente y los recursos naturales, que utilice la innovación y las tecnologías para aumentar la productividad y los ingresos, debemos aprovechar los residuos, la biomasa que está casi siempre en el suelo, y usar todas las materias primas que pueden ser industrializadas. Estamos entrenando a unas 3.000 personas en el continente en los fundamentos de la bioeconomía”, indicó.
El IICA estuvo fuertemente involucrado en el proceso que llevó a la Cumbre de Sistemas Alimentarios. El Instituto promovió y coordinó un extenso proceso de diálogos y búsqueda de consensos que culminó con un documento para la Cumbre, respaldado por todos los países del hemisferio. Se trata de un conjunto de 16 mensajes clave sobre el papel irremplazable de la agricultura, la centralidad de los agricultores como protagonistas de la producción alimentaria y la convicción de que es parte de la solución a los desafíos que enfrenta la humanidad.
“Fuimos el único continente en el mundo que se presentó con un mensaje unificado. Ahora tenemos que seguir adelante para fortificar nuestra posición, porque somos actores clave para la nutrición y la seguridad alimentaria”, destacó Otero.
“Hemos abierto las puertas del IICA –concluyó- al sector privado y a las ONG, también hemos creado alianzas con universidades y centros de excelencia, y construido una relación más cercana con países y agricultores. Creemos que la cooperación técnica internacional tradicional se terminó. Hoy tenemos que pensar en nuevos enfoques porque todas las cuestiones son transversales, requieren de una modalidad colaborativa y no puede resolverlas un país solo. La pandemia evidenció la necesidad de una nueva solidaridad”.