Abejas fuente de esperanza y trabajo
Fue a los 6 años, en el núcleo de su familia, donde aprendió la importancia de la agricultura, su padre, un campesino dedicado a la producción de granos básicos, la llevaba a las labores en el campo para ayudar a arrancar frijoles y cortar elotes.
Sin embargo, en la década de los 80´s Auristela Argueta (63) pensó en incursionar en otro rubro productivo: La apicultura. “Empecé a producir miel de forma tradicional, hacíamos las cajas y a mí me encantaba ir a sacar la miel”, relata Argueta.
Los años pasaron y Auristela continúo con el legado de su padre junto con la apicultura de forma artesanal, mientras explotaba otro de sus talentos como líder comunitaria en el Consejo Indígena El Caserío (CILCOSE) en la comunidad de Florida, en el municipio de San José, La Paz, del cual hoy ocupa la presidencia.
Fue durante esa labor como dirigente que tuvo la idea de beneficiar a su comunidad con la diversificación de cadenas productivas, ya que el Consejo Indígena impulsaba desde su origen la producción de granos básicos, café y hortalizas, pero Auristela miraba una oportunidad en la apicultura.
“Yo soy aficionada a las abejas, me gustan mucho las abejas, me buscan, a mí me persiguen las abejas, ellas siempre andan a mi alrededor, y yo les decía a mis compañeros: gestionemos el proyecto de apiarios ya que tenemos la oportunidad y muchos compañeros nos decían no, porque les tenían miedo a las abejas”, recuerda.
Señala que muchos de ellos crecieron con temor ante advertencias de sus ancestros de que existían abejas que podían causar la muerte. “Y eso no es cierto si nos vamos bien protegidos. Nosotros le tenemos mucho aprecio a las abejas, ellas son muy organizadas, nos conocen muy bien y se adaptan al humor nuestro”, comenta.
Fue la valentía de Auristela la que motivó a sus compañeros a decir sí a esta idea, que se convirtió en realidad luego de ser beneficiados a través del proyecto Apoyo al Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica en el marco de la respuesta global de la Unión Europea al COVID-19, implementado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en alianza con el Gobierno de la República y financiado por la Unión Europea.
Auristela y sus compañeros recibieron equipo de protección personal, insumos de trabajo y 22 colmenas dobles de abejas, para establecer su proyecto de apiario en la comunidad de Llano Largo en San José donde se benefician 25 familias. “Esto nos va a ayudar a nosotros a salir de la pobreza, consideramos que es un buen proyecto y esperamos tener un buen rendimiento”, expresa.
Además, a través del proyecto, el grupo se capacita sobre temas relativos al cuidado de la salud de las abejas, labor que realizan con mucha dedicación para sus también “compañeras de trabajo”. “Las visitamos cada 8 días y cada 15 les damos el seguimiento para que las abejas no se vayan a enfermar, o se vayan a contaminar con hormigas, hacemos limpieza del apiario, entre otras cosas; con un buen cuidado sabemos que podemos tener una buena producción el próximo año”, explica.
Auristela asegura que incursionar en el rubro de la apicultura ha sido una decisión innovadora para su comunidad y que contribuye también a la resiliencia que se debe promover en las zonas productivas amenazadas por los efectos del cambio climático.
“Hay demasiadas plagas y nosotros necesitamos diversificar la variedad de productos para generar utilidades para nuestras familias”, señala con certeza la también madre de seis hijos, abuela de 15 y bisabuela de tres.
En casa, Auristela mantiene desde hace muchos años tres colmenas que producen, con métodos tradicionales, entre ocho a 15 litros de miel, pero producto de la formación técnica que ha recibido en este año comienza a aplicar mejores prácticas y las combina con los conocimientos adquiridos a lo largo de estos años sobre el comportamiento de las abejas.
“Este sí ha sido un gran apoyo, nosotros así lo consideramos, el proyecto Apoyo al PDI nos ha venido a levantar”, expresa con esperanza mientras se prepara para dejar el lugar para acompañar a sus nietos en actividades escolares.
Bajo este proyecto, FAO impulsa 46 emprendimientos de apicultura en La Paz con beneficio directo a 512 hogares, 206 mujeres, 208 jóvenes y 110 personas de grupos indígenas; distribuidos en la Mancomunidad de los Municipios del Centro de la Paz (MAMCEPAZ), Asociación de Municipios Fronterizos de Intibucá (AMFI) y la Mancomunidad de los Municipios del Norte de Choluteca (MANORCHO).
La polinización
Desde 2018, cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, esta fecha declarada en la Asamblea General de Las Naciones Unidas tiene como propósito sensibilizar acerca del papel esencial que las abejas y otros polinizadores desempeñan en el mantenimiento de la salud de las personas y del planeta, así como sobre los muchos desafíos que afrontan hoy en día.
Las abejas, que están entre las criaturas más laboriosas del planeta, llevan siglos beneficiando a las personas, las plantas y el medio ambiente. Al transportar el polen de una flor a otra, las abejas y otros polinizadores no solo posibilitan la producción de una abundancia de frutas, frutos secos y semillas, sino también más variedad y mejor calidad, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición.
La polinización tiene una repercusión positiva en el medio ambiente en general, pues ayuda a mantener la biodiversidad y la vitalidad de los ecosistemas de los que dependen la agricultura y la humanidad. Los polinizadores son necesarios para una gran variedad de plantas fundamentales para el bienestar humano y los medios de vida. De hecho, las abejas y otros polinizadores proporcionan un importante servicio ecosistémico, a saber, garantizar la polinización cruzada (esto es, el cruzamiento de genes) y, por tanto, la reproducción de muchas plantas cultivadas y silvestres.