¿Qué nos traerá el 2023?
Durante el 2022 varios eventos se combinaron para causar una incertidumbre en la economía global, la guerra en Ucrania ha llevado al mayor choque de productos básicos desde la década de los setenta, generando una remodelación del sistema energético mundial.
La importancia de Ucrania como exportador agrícola significó que la guerra podía generar posibilidades de una escasez de alimentos, a su vez, el conflicto ha influido en el aumento de alimentos y fertilizantes a nivel mundial.
El aumento de los precios de la energía ha impulsado la pérdida de la estabilidad macroeconómica, los precios al consumidor ya se estaban acelerando a principios de 2022; a medida los precios de la energía y alimentos aumentaban, la inflación pasó de parecer temporalmente elevada a ser un problema persistente con inflación de dos dígitos.
Ante el contexto del año pasado, ¿Qué esperar del 2023? De acuerdo con The Economist1 hay shocks a tomar en cuenta para el presente año: tensiones geopolíticas, precios de la energía e inestabilidad económica. Se espera que la mayor parte de los países entren en recesión o en una marcada desaceleración económica, situación que podría intensificar los riesgos geopolíticos.
Riesgos Globales para 2023
A medida que comienza un nuevo año, el mundo se enfrente a riesgos completamente nuevos y con otros muy familiares. Riesgos antiguos como la inflación, crisis de costos de vida, guerras comerciales, fugas de capital, disturbios sociales y confrontación política se avecinan para el presente año.
A los riesgos mencionados se le suman niveles altos de deuda pública, bajo crecimiento económico, menor inversión global, rápido desarrollo de tecnología de doble uso (civil y militar) y mayores impactos ambientales.
El informe de “Global Risks Reporte 2023”2 elaborado por el Foro Económico Mundial hace una valoración de los riesgos globales más severos que se podrían esperar en el corto plazo (2 años) y de largo plazo (10 años). El WEF estima que el aumento en el costo de vida domina los riesgos globales de los próximos dos años, mientras que el fracaso de la acción climática encabeza los riesgos de la próxima década.
Los líderes empresariales y los encargados de formular políticas deben de entender la complejidad y adoptar una visión dual que equilibra más eficazmente la corriente gestión de crisis con una perspectiva a más largo plazo. Por ejemplo, a raíz de la pandemia de COVID-19, los gobiernos no solo necesitarán destinar recursos para estabilizar los sistemas de salud en dificultades, sino que al mismo tiempo trabajar para asegurar que los entornos conducentes a la propagación de enfermedades zoonóticas son adecuadamente monitoreado y mayor investigación en los biolaboratorios para examinar y prevenir futuros brotes de derrames naturales, accidentes y actores de amenazas.
Panorama de América Latina para 2023
En cuanto a nuestra región, la Unidad de Inteligencia de The Economist3 hace un recuento de los puntos más importantes de América Latina para el presente año, en los que destacan que la región se enfrenta a importantes eventos en contra a nivel mundial que afectarán las perspectivas económicas para 2023 (políticas fiscales contractivas, desaceleración económica, aumento en las tasas de interés).
La política interna de los países latinoamericanos podría frenar el crecimiento, en medio de una política monetaria restrictiva en la mayoría de las economías de la región y la inminente consolidación fiscal. Sin embargo, quizás el desarrollo más significativo a observar en América Latina en 2023 es el éxito o el fracaso de los muchos nuevos gobiernos de la región en su intento de abordar las demandas de los votantes que los llevaron al cargo, todo mientras lidian con serios problemas macroeconómicos, dilemas y legislaturas divididas.
Particularmente en agricultura, minería y nearshoring, para aprovechar estas oportunidades, los nuevos gobiernos de la región tendrán que implementar reformas políticas en 2023 que respondan a las preocupaciones del público sin causar demasiado
daño al clima de inversión.
Fuente: WEF y The Economists