El suelo en la agricultura
La siembra es el proceso de colocar (arrojar y esparcir) las semillas en un terreno (tierra) preparado para ese fin. La preparación del suelo, cualquiera que sea el cultivo, comienza por la limpieza. Es necesario quitar las malas hierbas. Esta operación se puede hacer con la azada, pero es más eficiente si sacamos la maleza con la mano, el tiempo que se invierte es casi el mismo en ambos casos. El segundo método es más eficiente puesto que eliminará las raíces y será más difícil que vuelvan a proliferar. Se debe comenzar por regar el suelo abundantemente y, al día siguiente, con el suelo húmedo, arrancar las malas hierbas con la mano.
La preparación del suelo permite brindar las condiciones óptimas para el crecimiento y desarrollo de la planta, formando una estructura granular que permite el almacenamiento y absorción de agua y una rápida descomposición de materia orgánica, aumentando la porosidad del suelo para lograr un buen desarrollo del sistema radical de las plantas, esto hace que las plantas tengan la facilidad de profundizar sus raíces.
La labranza incorrecta del suelo, acelera rápidamente la degradación del suelo (compactación, erosión, pérdida de estructura). La pérdida de la estructura de suelo afecta principalmente en la formación de capas impermeables en la superficie como en el interior de la capa, esto hace que la tasa de infiltración disminuya y la de escorrentía aumente.
Los cultivos requieren de condiciones adecuadas del suelo para su desarrollo, entre ellas está una buena aireación. Los poros del suelo contienen una mezcla de agua y de gases que constituyen la atmósfera del suelo. Las raíces y microorganismos necesitan oxígeno para su desarrollo, el que aprovechan en la atmósfera del suelo para sus procesos metabólicos, produciendo con esto dióxido de carbono (CO2), como subproducto de sus procesos.
Así, cuando la concentración de CO 2 se vuelve mayor en la atmósfera del suelo, que en el aire libre, es necesario dejarlo salir para que pueda ingresar más oxígeno al suelo, lo cual se puede conseguir a través de espacio poroso, esto se logra realizando una buena preparación de suelo.
Importancia de la preparación
- Aireación del suelo
- Roturación de partículas
- Incorporación de residuos
- Control de malezas
- Facilita la siembra
- Mejor desarrollo radicular.
Selección de la semilla
Las semillas deben reunir ciertas características para la producción, entre ellas podemos mencionar: sanidad, madurez, viabilidad, energía germinativa y longevidad conformación de energía.
Siembra
Existen dos métodos de siembra mayormente utilizados: siembra directa e indirecta. Siembra directa: es aquel en el cual la semilla se coloca directamente en lugar definitivo de siembra. Este tipo de siembra es aplicable a los siguientes casos: Cuando se requiere una densidad final de plantas muy alta. Recomendable usarla con semillas de tamaño grande, que a la vez favorezca la siembra mecánica. En cultivos que tengan un desarrollo inicial rápido y vigoroso. En cultivos cuya cosecha a utilizar es la raíz.
Siembra directa e indirecta
En la mayoría de los casos, la siembra directa implica una operación de raleo para obtener la densidad de siembra correcta para cada cultivo.
Siembra indirecta: consiste en pasar a una planta de un medio a otro, el cual se llama trasplante debe hacerse con el máximo cuidado de la planta, para lo que se recomienda una poda de preparación, una mínima exposición del sistema radicular, seguida de un riego inmediato.
La fase final de la producción de plántula está identificada en el tiempo de trasplante de acuerdo a la fecha o calendario, la otra por medio del tamaño que presenta la plántula y el número de hojas verdaderas. De acuerdo al calendario tenemos cultivos como: tomate, lechuga, berenjena que está entre 19 a 25 días; chile dulce 30 días; melón, maíz dulce, zapallo, pipían, pepino, en 12 a 25 días.
Con relación al tamaño, la plántula esta lista cuando tiene entre 10 a 12 centímetros o cuando ya tienen de 2 a 3 hojas verdaderas.
Riego
Las necesidades hídricas de los cultivos son suplidas mediante la adición de agua que satisface las demandas de la planta. Existen diversos tipos de riego utilizados en las plantaciones, tales como: aspersión, micro aspersión, goteo y gravedad; cada uno con ventajas y desventajas que les caracterizan.
Fertilización
La fertilidad de un suelo se refiere a la capacidad del mismo de suministrar los elementos nutritivos necesarios para el desarrollo de las plantas. Se conoce como nutrición al proceso biológico en el que los organismos asimilan los nutrientes necesarios para el funcionamiento, el crecimiento y el mantenimiento de sus funciones vitales; los nutrientes son los elementos o compuestos químicos necesarios para el desarrollo de un ser vivo.
Para mantener la fertilidad del suelo a un nivel adecuado para las plantas es preciso que se repongan los nutrientes que se pierden, esta reposición puede hacerse en forma natural (descomposición de la materia orgánica) o de forma artificial (aportaciones de nutrientes con fertilizantes). Un fertilizante es una mezcla química, natural o sintética utilizada para enriquecer el suelo con nutrientes y favorecer el crecimiento vegetal.